Sin pedir nada a cambio

Situación basada en un caso real:

- Hola.
- Hola, ¿qué hay?
- ¿Recuerdas que me dijiste que te gustaba mi comic de Zipi y Zape, ese tan viejo y carcomido por el tiempo?
- Sí, y a ti te gustaba mi edición de oro de Mortadelo y Filemón, ese tan bien guardado y cuidado...
- Es que te lo he traído.
- Ah! gracias.
- Tal vez tú puedas dejarme el tuyo...



¿Quién no se ha encontrado nunca con alguien a quien se le ve venir? ¿Cuántas veces se hacen cosas esperando algo a cambio? ¿Cuántas veces llegamos a desconfiar de quien quiere darnos algo sin pedirnos nada?

Son muchas las cartas que nos suelen llegar con noticias asombrosas de concursos en los que hemos ganado un viaje a alguna isla paradisíaca o un coche que no podemos soñar siquiera con mantener. A cambio, se nos dice, tenemos que comprar cierto producto chusquero o llamar a un teléfono con muy mala espina.

Generalmente estos avisos de ENHORABUENA! HAS GANADO UN GREMLIN CON PIES Y TODO!!! suelen ser pequeños (o grandes, no sé cuánta gente vive de estas cosas) timos en los que no se suele caer aunque se tenga la tentación de hacerlo.

La sabiduría popular condensa este tipo de cosas en un refrán: Nadie da duros a cuatro pesetas (para los más profanos, un duro es una moneda de cinco pesetas). Hay que resaltar que la sabiduría popular aglutina todo lo mejor de muchas generaciones de personas que no tenían otra cultura que ésta para hacer frente a los peligros de la sociedad encarnados en estafadores, cuentistas, timadores y rufianes de toda clase y condición, de modo que suelen ser verdades que viene bien aplicar a la vida diaria incluso en este siglo XXI en el que tan feliz y modernamente nos hemos embarcado. (Después de semejante frase, puedes parar cinco segundos para respirar... perdón...).

Porque, seamos serios, los timos de ayer son las estafas de hoy... y de siempre, porque no acabamos de aprender. Aún hoy se siguen viendo noticias de gente que cae en el timo de la estampita, o el tocomocho, viejos timos que se han ido renovando con las tecnologías. Ahora no te asalta un tipo con pinta de lento y un sobre del que sobresalen billetes de 100 euros dispuesto a que te aproveches de él, sino que te llega un mail con la dirección de un tío que te regala una finca en la luna a cambio de responderle (y así darle una dirección de correo a la que enviarte tooooodo el spam por el que cobra). De la finca en la luna te puedes ir olvidando, así como de que tu cuenta de correo vuelva a ser la de antes...

Así pues, con todas estas cosas que se tienen presentes, y entendiendo que todas las cosas tienen un motivo de fondo siempre mucho más mundano, ¿qué queréis que piense de la grandísima aportación que hace Bill Gates a la humanidad?

¿Se ahorrará algo en impuestos (que en teoría no se das a quien tú quieres (¿como forma de pago de algún favor?), sino a quien lo necesita)? ¿Se valorará como campaña de marketing para limpiar una imagen cada vez más asociada al inmovilismo informático y al cada vez menos justificado código cerrado?

Puede que el bueno de Bill sea un gran tipo con un corazón de oro, pero si lo fuera tal vez no aplicaría tácticas cuasimonopólicas para mantenerse como líder del mercado de los sistemas operativos. Tal vez es que ve el peligro de acabar convirtiéndose en el PlisPlas pirateado de turno, porque su producto no es lo suficientemente bueno como para competir con otros (o sí, dependiendo de a quién creas), acabando en la miseria del olvido, ídolo derrocado de su pedestal de dólares.

Para quien busque alternativas reales, échese un vistazo a todo el mundo linux, sin miedo, adelante...

P.D: Tengo que reconocer que yo sí pido algo a cambio: un comentario de vez en cuando. gracias.

1 comentario:

illa dijo...

Jaja, yo te dejo los comentarios que quieras. Pero para decir que claro que hay gente que siempre pide algo a cambio, pero son los que se han dejado arrastrar por la sociedad, se han vendido a determinados valores o simplememte..son mezquinas.
También hay gente generosa y altruista porque sí, sin razones. Estoy segura :).