Soñar que se duerme

- Gorka, levanta.
- Uooooaaaaaaaaaaaa - la pereza y el sueño se pelean por ver quien me va a poner las cosas difíciles hoy.

Esa agradable voz que me ha acompañado todo el verano se ha convertido en un desagradable sonido que me recuerda que debo levantarme para volver a trabajar. Puede que sea por el efecto de los tapones en los oídos, pero hoy su voz no suena igual.

Luz de mesilla, 6:30h. El sueño gana la batalla y trata de cerrarme los ojos mientras repto hasta el baño.

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Una figura se contonea bajo las sábanas y no soy yo ni estoy con ella, hoy no es un gran día.

Como el 19 no hice los deberes, hoy me toca ayunar así que ni desayuno, sólo me refresco, despierto y calzo, no necesariamente por ese orden. Mientras, el gato me mira como diciendo '¿qué haces tú despierto a estas horas?', y cuánta razón tiene el pobre sin saberlo.

Me despido, cojo el portátil y una bolsa con la ropa que había olvidado meter al coche ayer. Me duermo en el ascensor, la nube que empaña mi visión empieza a aligerarse y me siento frente al volante. 707, licencia para morir. La radio no me habla como suele gustarme, sólo me canta éxitos de hoy y de siempre. Una mujer pasea a su perro en el espejo retrovisor, vaya moral... parece que no soy el único en la calle a estas horas.

Normalmente voy por el camino del cementerio, a modo de atajo, pero bastante he hecho acordándome de poner a cero el cuentakilómetros del coche. La rutina de las vacaciones me dice que siga y me paso el desvío. Bueno, serán un par de kilómetros más, pero así veo las obras de la nueva autopista. Van avanzando, parece que en breve el agujero en el monte se convertirá en túnel.

Pocos coches. En todo el camino hasta llegar a Elorrio sólo veo pesados camiones que se mueven más ligeros que yo a estas horas oscuras. El sol parece más perezoso que yo hoy, y eso que cada día trabaja menos ahora. El semáforo de Matiena dice que no me toca pasar. Paro. Duermo. Sigo. Se me cala. Arranco, después el coche. Sigo.

Trato de vislumbrar mi casa entre los árboles en Durango, pero sólo veo un par de grúas durmiendo. El semáforo frente a los bomberos está verde, para variar, así que no puedo esmerarme demasiado en verla. Bueno, supongo que seguirá allí. Me quedan dos meses y me doy cuenta de que aún no sé el nombre de la calle donde viviré.

Un poco más adelante la autopista segrega a los pobres y a los que no tienen prisa del resto de la humanidad. Yo no voy por autopista, vaya usted a saber porqué. El camino pasa lento. El tren que va a Bilbao pasa y me saluda como un grupo de delfines azul jugando en torno a un gran barco pirata. En realidad se aprovechan de la corriente del barco, pero el tren pasa ajeno a mi presencia. Atisbo alguna cara de pasajeros, recuerdo a Ismael.

Llego a la rotonda de Erletxes, Km. 44 dice el coche. Unos metros antes una furgoneta de un negocio familiar se planta delante de mí saliendo del agujero de las putas. A esta hora no había ninguna.

Al coger el camino del Txorierri pienso que hubiera estado bien haber mirado la hora en Erletxe para ponerlo en el post de hoy, pero ya es tarde. Me dejo llevar por el mayor flujo de coches y llego al parking del trabajo pronto, como siempre. Son las 7:40 y no es cuestión de llegar pronto al trabajo el primer día, no miro los kilómetros que han sido en total, supongo que unos cincuentaytantos. Bastante que no llegaré tarde.

Aprovecho el tiempo y el portátil para ganar 3-0 al Málaga con el Manchester United (Van Nistelrooy 2, Scholes 1). Es hora de entrar.

Y de escribir todo esto.

Bienvenidos de nuevo al mundo, bienvenidos a la vida. 20 días no son nada, y menos si estás vacaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo cuesta la vuelta al "cole", eh? Ya era hora, que han sido tres semanas sin post diario...así que ahora habrá que compensarlo...no crees?

Gorka dijo...

Hola!

ay, ay, ay, que parece que hay cosas que no cambian, eh? jejejejeje

:D

Lo de compensarlo puede ser una buena idea, pero no hoy, que bastante me está costando.

Salu2!