Sorpresas Materiales

Entre la vorágine de noticias que invade nuestro diario devenir, hoy he reparado en una revista que habita en el asiento trasero de mi coche. Para que os hagáis una idea, no soy de los que usan la parte de atrás del coche para nada peliculero, así que acaba siendo una extensión de la mesa de mi cuarto, que normalmente acaba llena de cds, papeles y/o panfletos.

Esta revista que comento creo que la cogí en el gimnasio, así como de pasada, con la desgana propia de quien se apropia de algo gratuito. Era lógico que acabara viendo pasar los días en el coche.

La cosa es que hoy he llegado un poco pronto a trabajar (tiene guasa) y le he echado un vistazo. Normalmente suelen ser temas demasiado aburrido hasta para estudiantes, así que no hay demasiado donde pasar 10 minutos de espera (tampoco es cosa de llegar pronto al curro, ¿no?).

Pero esta vez sí que he visto algo interesante. Por unos instantes he vuelto a segundo de carrera, a clases de Termodinámica, ¡qué horror! Me he visto sentado en el coche leyendo acerca de unos materiales con propiedades cuasi-milagrosas. Y he recordado una clase en la que, de pasada, se nos comentaba el origen de todo el asunto. Se trata de los materiales llamados con memoria.

Existen materiales con propiedades magnéticas muy interesantes. Resulta que algunos materiales tienen lo que se llama ciclo de histéresis. ¿Lo qué? Histéresis. Se trata de que al aplicar campos magnéticos a un material y dejar de hacerlo después el material queda con unas propiedades diferentes, de modo que se puede saber si el material estuvo bajo la influencia de un campo magnético mirando estas propiedades. En este sentido se dice que el material recuerda si recibió el campo magnético o no y que tiene dos estados. Esto es muy útil en informática, donde se aprovecha esto para codificar en binario (0,1).

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Vas y vuelves por diferentes caminos, si miras el efecto con causa cero, sabes qué causa ha habido antes según estés "arriba" o "abajo"


Ahora resulta que la memoria de los materiales se aplica a otros asuntos también muy prácticos.

Cambiamos el magnetismo por la temperatura y esas propiedades raras por la forma del material y tenemos los nuevos y más aplicables materiales con memoria.

Puede sonar un poco raro, pero hay aleaciones metálicas que saben la forma que deben tener (por ejemplo, un vaso) y si se deforman a temperatura ambiente, tienen una temperatura a la que, ellos solos, vuelven a esa forma original. ¿Raro? Bastante. ¿Útil? Sin duda.

Imagina la carrocería de un coche. Imagina que, como siempre, te montas medio dormido y con las legañas colgando y das marcha atrás. ¡Clonk!
- ¡Coño, la farola! - efectivamente, le acabas de dar un buen toque a la farola y tienen un buen golpe matutino en el coche. La reparación te va a salir por una cantidad capaz de despertarte de golpe, así te ni la piensas.
Vuelves a casa, calientas la plancha, sales al coche y, literalmente, lo planchas. En realidad aplicas el calor suficiente al metal para que recuerde su forma original y voilá, ya tienes el bollo arreglado (la pintura no, que esto no es Lourdes).

Imagina también los típicos aparatos dentales, de esos para alinear los dientes. En este caso la temperatura de recuerdo es la de tu boca y, tras calentarlo un poco y moldearlo para que se adapte a tus dientes, el material intenta volver a la forma original, que es la que tus dientes deben tener. La alegría de esto es que la fuerza que se aplica sobre los dientes es constante y uniforme, y mucho más duradera, ya que el material va a intentar volver a su forma original gracias a la temperatura de tu boca. Aunque bebas algo frío o caliente que haga que se afloje, cuando la temperatura vuelva a su cauce normal, la fuerza aplicada va a seguir corrigiendo la dentadura.

Y así con muchas cosas más. Gafas para jugar a baloncesto cuyas patillas no se doblan (o lo hacen, pero se arreglan solas), tuberías que se encajan perfectamente unas con otras y que con calentarlas a cierta temperatura se sueltan, etc... la imaginación y el dinero disponible son los límites.

Interesante, ¿no?

Con todo esto, he descubierto que el tiempo, entendido como material, tiene memoria. Porque si no, no me explico porqué los inviernos fríos se hacen tan largos y los veranos cálidos tan cortos... o puede que sea por las vacaciones...

3 comentarios:

illa dijo...

Sí, la verdad es que parece útil. Pero como con todo lo útil y positivo...
1.Tardará en llegar (al menos al público), y
2. Cuando lo esté, sólo estará al abasto de unos pocos por los precios astronómicos con que lo venderán.

Y sino...mira los coches no contaminantes.
Aunque parece que pasito a pasito..algo avanzamos en el camino.

Anónimo dijo...

Sí. ya, pero qué hay de "verdad" en ese "incómodo" rumor que dice que cuando el autor de éste artículo (nuestro gurú de la opinión) se vaya de vacaciones nos va a dejar a sus incansables lectores sin nuestra dosis diaria de verdades como puños? ¿Es sólo un incómodo rumor o una incómoda verdad?

Gorka dijo...

Me temo que va a ser una incómoda verdad, que yo también necesito, aunque tal vez no merezca, vacaciones.

Gracias por el comentario.