Una muerte más, un sufrimiento menos

Si a más de uno no os ha dado urticaria con semejante título, es que no debéis seguir leyendo. No se trata de aliviar el sufrimiento a base de tiros, no, se trata de liberar de las cadenas de la vida a quien no puede seguir con ellas.

Recuerdo varios posts en los que he tratado el tema de la eutanasia, y ahora no voy a variar mi visión sobre ello: sigo estando de acuerdo.

De hecho, estoy más de acuerdo con esto que con el documento en el que expresas tu deseo de que se te desenchufe si llegas a unas determinadas condiciones (cosa con la estoy también de acuerdo, ojo). Si firmas un papel hoy, puede que mañana, cuando tenga que ser efectivo, cambies de opinión, pero en pleno uso de tus facultades, pedir el fin de la agonía me parece un derecho civil, un derecho humano. La vida debiera ser un derecho, no un deber.


Estos días hemos vivido la muerte de un pentapléjico.

Admito que es la primera vez que oigo ese palabro... y no suena nada bien... creo que tan bien como hace sentir a quien lo padece.

Así, sin paños calientes, se pasa de no puedes mover... a sólo puedes mover... la boca.

Imagina, ni siquiera eres capaz de respirar por ti mismo... postrado en una cama peor que una maceta que al menos es capaz de hacer la fotosíntesis... tú sólo puedes mover la boca...

Este caso me parece, de largo, mucho peor que el famoso Ramón Sampedro, y ha tenido mucho menos bombo, lo cual, me parece, le da mayor importancia.

El hecho de irte sin hacer ruido, porque es lo que quieres, en lugar de montar un circo a tu alrededor haciendo de tu dolor una buena noticia para los informativos, simplemente, gracias a algún voluntario que vivirá con ello, te vas.

Después, ese donante de paz anónimo recibe las gracias de tu hermano y de toda la gente que está de tu parte.

Como una gota que cae por fin de una rama inerte a un mar de calma sin salpicar a nadie; un paso al siguiente nivel sin hacer ruido ni pretender nada más.

Sencillamente genial, sencillamente... humano.

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