Mierda, vaya cagada

Imaginemos.

Una gente muy machacada históricamente se abre camino dentro de la mayor potencia económica mundial. Paralelamente, se hace con un trozo de tierra por las buenas, con la inspiración divina como único argumento.

Lo primero sustenta lo segundo, de modo que con el apoyo incondicional de un gran y poderoso lobby en esa primera economía, se pasan por el arco del triunfo todas las resoluciones de la ONU que van en contra de lo segundo.

Imaginemos, además, que tienes la cara dura de calificar de diferente manera las mismas cosas. Cuando un soldado de los tuyos es capturado por el enemigo, no es un prisionero de guerra, no, es un secuestro. Pero cuando tú lo haces es sólo una detención. Tus bajas son contadas como víctimas de actos terroristas, mientras que los civiles muertos en tus ataques selectivos (muy poco selectivos, por cierto) son sólo daños colaterales.

Un ataque de mortero es un acto que reprimir con toda la fuerza de tu ejército, a base de misiles y bombardeos continuos. No permitir dormir a la población es un acto que no merece la más mínima reprimenda por parte de nadie.

Los países de alrededor se ponen, por supuesto [cuando las barbas de tu vecino veas pelar...], de parte de quien ha crecido como pueblo hasta constituir un país en el lugar, no de quien ha llegado como bajado del cielo a la tierra prometida. Culturalmente, la zona es homogénea, y eso pone de parte del débil a los demás.

Dejemos de imaginar.

Líbano se harta ve ver cómo se está machacado Gaza y Hezbollah se pone las pilas. Templan armas, la cosa se pone muy, pero que muy seria.

En ese escenario de crisis realmente importante, con los israelíes más rabiosos que nunca (tiene narices que Sharon ahora parezca el bueno de la peli), el G8 se ha reunido en una Rusia muy venida a menos desde la entrada de los McDonalds. Han lavado la cara a San Petersburgo enviado de vacaciones a las putas y sacando del centro a la gente que duerme en los bancos.

Con una cara que pretende revivir momentos pasados que parecen mejores (todo el mundo habla de la Rusia de los zares, fíjate por donde, sobre todo en A3...), con todo un despliegue de medios para deslumbrar a sus compañeros occidentales, Putin hace de anfitrión de un grupo muy exclusivo de países que va a decidir unánimemente los destinos de millones de personas.

Allí, mientras paladeaba alguna de las exquisiteces, el ilustre señor Push, siempre a los pies de la comunidad judía de su país, hace un comentario totalmente fuera de lugar.

Comiendo a dos carrillos, y con un micrófono traicionero, el presidente más poderoso y lerdo al oeste del Pecos ha sido pillado diciendo lo siguiente:



"La ironía de todo esto es que lo que necesitan hacer (Israel) es convencer a Siria de que pare a Hezbollah de hacer esta mierda y listo"

Y olé!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y si lo hacen?. ¿Y si les convencen?. ¿Y si, al dejar Hezbolá de lanzar pepinos, Israel guardara su ejército en las bases?. ¿Importaría quién tiene razón y quién no?.

Gorka dijo...

Buena pregunta, sí señor...

Que paren de matarse es bueno y para ello no debería importar quien empezó primero.

Pero ojo, porque una vez parados, la cosa no está zanjada, sino que hay que ir a la raíz del problema y tratar de solucionarlo.

Y ahí sí que importa quién tiene razón... aunque decidirlo es lo más complicado, claro. Dejar de matarse hoy es la parte fácil, lo jodido es que dejen de matarse para siempre.

En cualquier caso, fue Israel quien empezó la invasión, en busca de un soldado "secuestrado" por palestinos y que se cree que está en Líbano...

Un saludo!