De Castro a Castro

Todo el mundo lo sabe. Todo el mundo se ha enterado.

Fidel Castro, y su hermanísimo Raúl Castro, se han cambiado los cromos de la presidencia cubana y, por primera vez desde hace casi 50 años, y de manera supuestamente temporal, Fidel ha delegado en su hermano como líder cubano.

Fidel se supone que se recupera de su enésimo problema de salud, y su hermano, un delfín de 75 años (5 menos que Fidel), no aparece por ningún lado.

Todo comenzó con un comunicado en el que el portavoz del partido en el que se leía una carta presuntamente escrita por el propio Fidel y que fue leída en primera persona.

En ella se decía que temporalmente se delegaba todo el poder en su hermano. Bueno, en realidad no se dijo así, que parece que todo queda en familia, sino que, al estilo aznariano de designio a dedo del sucesor (en este caso por ahora es un traspaso temporal de poderes, pero ya veremos), designó al número 2 en la cúpula del poder.

Las habladurías y rumores no se han hecho esperar. En Miami, sede mundial anticastrista, los cubanos salen a las calles a celebrar la muerte de quien consideran un dictador. En la isla, mientras tanto, todo el mundo parece confiar en la vuelta de Fidel.

A nivel político, se han hecho todo tipo de especulaciones, que si ha muerto, que si es sólo una maniobra para ver la reacción para cuando se ponga malo de verdad, que si pretenden en realidad renovar el aparato dirigente en el país por un grupo más joven... de todo un poco y según las inclinaciones de cada uno (políticas, no sexuales).

Hay quien le desea una pronta recuperación sin más, al estilo ZP, hay quien desea que se recuperen él y la democracia en Cuba, al estilo UE. Otros, simplemente, callan y esperan, al estilo sibilino de los USA (y tira).

Es curioso cómo dos países tan dispares como China y Cuba lleven su comunismo de manera tan diferente en el mundo. Mientras que la isla caribeña es dilapidada a cada balsero que llega a Miami, o a cada manifestación reprimida por la policía del partido, China es venerada como un potente mercado potencial y un peso pesado en la comunidad internacional, donde se hace notar cada vez más.

Parece que aquellos que ven libertades cercenadas en Cuba no las ven tanto en China. No sé si será debido a que el tamaño, en según qué casos, sí importa.

Desde mi humilde perspectiva, la causa cubana es extraña. Me resulta simpática, creo que si los habitantes de esa pequeña isla no vivieran en un régimen comunista les iría peor. Es sólo una suposición.

Hace unos años vi un reportaje en el que, creo que ya le he comentado antes, jóvenes cubanos eran llevados a otros países para ver su modo de vida. Recuerdo a una chica que alucinaba con los McDonalds porque estaba acostumbrada a comer alubias y arroz y nada más (rice, beans, rice, beans, decía).
No pude evitar pensar que hay lugares donde hay gente que mataría por poder comer arroz y alubias todos los días. U otros donde algunos comen langosta mientras muchos comen lo que pueden.

Supongo que la opinión acerca de Cuba es siempre relativa. Si se conoce a alguien en contra que te cuente sus vivencias allí probablemente estarás en contra. Si por el contrario conoces a quien afirma vivir en Cuba todo lo bien que se puede, no tendrás tanto en contra.

Veremos en qué queda esta pequeña crisis, en una vuelta triunfal del líder o en una nueva era para los cubanos.

Sea para bien en cualquier caso.

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