Cómplices y Víctimas de la Publicidad

Hace un par de días, uno de esos que considero en el grupo de quedables para comer, envió una dirección de internet en la que se puede ver el verdadero vídeo de la niña, la mermelada, el perro y <%=user.FAVOURITE_FAMOUS%>.

Hace unos años, y en tan solo unos pocos días, el rumor con Ricky Martin como protagonista de esta historia se extendió como nunca antes nada lo había hecho a través de un nuevo medio, el correo electrónico, originando el perfecto caldo de cultivo para los posteriores Amo a Laura u Opá, viaceruncorrá.

Hoy, el uso de internet como medio de comunicación publicitario amenaza a los medios tradicionales, sobre todo la radio, creo yo, y acabará comiéndose toda la tarta de la publicidad. Con un coste mucho más reducido es posible generar campañas que no sólo el potencial cliente vea, sino que incluso distribuya y acabe siendo la comidilla de las oficinas.

No confundir este nuevo fenómeno de publicidad con el envío masivo de anuncios (spam) o con los famosos hoax.
En el primer caso, la publicidad se envía indiscriminadamente a toda dirección de correo que se conozca (y alguna más); en la nueva forma de publicidad, es el usuario recipiente quien se encarga de reenviar la publicidad a todos sus contactos. El cambio es como aquel que supuso que para enviar cartas era mejor tener una red de hombres a caballo que hicieran trayectos cortos que no uno que fuera con la carta todo el tiempo.
En el segundo, a pesar de que el usuario lo reenvía, lo hace engañado y normalmente alarmado y sin saber que es mentira lo que se dice.

En la nueva era de la publicidad, hay algo gracioso, atractivo, curioso, algo que hace que un mail publicitario se una al torrente de chorradas que a diario inunda los servidores de correo.

La mezcla entre internet y publicidad es inevitable, y seguramente, esta web que comento acabará siendo un reclamo publicitario para según que cierto producto con vistas a venderse en el período navideño, pero no deja de ser ingenioso y, a qué negarlo, va a hacer que vuelvas por ella, si te acuerdas, el día D.

Un poco de dinero para comprar un domino y un host tontorrón, un mucho de imaginación (al poder), y esperar a que se cueza a fuego lento.

Eso sí, siempre se está a expensas del comportamiento humano, tan impredecible como errático. Lo que hoy no triunfa, mañana puede ser un exitazo...

Tal vez por eso aún no se ha hecho con el mercado, pero en cuanto tengan herramientas con las que predecir con cierta seguridad la extensibilidad de una campaña publicitaria en internet, seremos cómplices gratuitos en un negocio que, por otra parte, nos repugna a algunos.

Al menos a mí, sí... y no soy el único!

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