La Medusa

Hace mucho, mucho tiempo, más del que uno pudiera llegar a desear a estas alturas de la vida, pasé un verano en alguna playa de cuyo nombre hace tiempo que dejé de tratar de acordarme.

Nunca me ha gustado la playa, nunca disfruté de un baño como en la piscina, de agua clara y limpia (bueno, casi...), y siempre odié la arena que se pega y te pega empujada por el viento, y las algas que acaban, no sé cómo, enredadas entre mis pelotas.

Pero bueno, que no sé dónde era, ni exactamente cuándo, pero la cuestión es que, una vez, y para rematar mi odio genéticamente marcado a fuego, me mordió una medusa. No sé si hoy en día se acepta más el término picar, pero aquella hijadeputa a mí me mordió, con todos los dientes.

Con las lágrimas aún calientes, en esa edad en la que siendo un chico aún puedes llorar cuando te duele, recuerdo que mi padre trató de consolarme. Como me dolía más que una patada en las pelotas (no comprobado empíricamente), mis lágrimas, perlas que caían al mar, seguían desesperando un poquito más a mi abnegado padre que, presionado por la falta de felicidad momentánea de su churumbel, trataba de encontrar la manera de aliviarme.

En una de estas, se metió en el agua, miró alrededor, y cuando hubo avistado al enemigo, se cernió sobre él estaca en mano. Sacó a una medusa que no tuvo tiempo de pedir un juicio justo esgrimiendo que su estancia en el lugar de los hechos era algo circunstancial. Para cuando pude darme cuenta, un hombre que probablemente centuplicaba el peso de su rival, apaleaba sin piedad a la medusa. Creo que las medusas son en un altísimo porcentaje, agua, pero puede que esa vez, puede que por una vez, a la medusa le dolió.

Su cadáver acabó enterrado en la arena de la playa y la cara de mi padre sonreía satisfecha intentando sacar de mí una mueca de aprobación.

Por un momento sentí que debía de alegrarme por ver a la causa de mi dolor (durante todo el rato el dolor había seguido de tapas por mi muslo) llevada a lo más profundo del Estigia, pero la realidad era que, a pesar de todo, a mí me seguía doliendo la pierna.

Creo que ahí fue donde aprendí, con la claridad y la sencillez con la que los niños ven las cosas, que la solución no está en encontrar al culpable y destrozarlo, sino en hacer que a nadie más le vuelva a morder una medusa.

9 comentarios:

Tío Rubo dijo...

¡Me ha gustado! Solamente puntualizarte que las medusas atacan con unas células que tienen en sus tentáculos, que irritan la piel con una toxina, al estilo de las ortigas :P

¡saludos!

Anónimo dijo...

Abajo las medusas!!
A mi tampoco me gusta la playa. Nunca me ha mordido una medusa, pero una vez me pinché con los erizos. Mi hermano tendría 5 años y yo 8, los dos quedamos con los pies llenos de púas y el alma llena de rabia. Lástima que en mi caso, el jilipollas de mi padre, en vez de apalear a los erizos se dedicó a despotricar y humillar a mi madre por no habernos puesto las chancletas, mientras el pobre objetor de conciencia que hacía la prestación social en el puesto de Cruz Roja nos sacaba las púas con unas pinzas...

Gorka dijo...

Gracias a ambos por los comentarios, pero este post no va de medusas, playas o padres ; )

Salu2!

Anónimo dijo...

jooo.. tio desde Shakespeare, no habia visto usar una metafora asi!!!..


Sin duda uno de los mejores post que he leido!!!..

Y lo he pillado a la primera!!!..

Un saludete tio!!

Gorka dijo...

Me alegro de que lo hayas pillado, tío ;) y a la primera, nada menos, jejejeje

La verdad es que me ha molado el post, sí, lo he disfrutado.

Salu2

kancerbero dijo...

bueno!! muy bueno!!

Gorka dijo...

Gracias!! Muchas gracias!!!

... a ver si me menéase alguien...

jejejejeje

salu2!

kancerbero dijo...

jajaja...

No se haga menear, que luego recuperar el anonimato (que a mí personalmente me encanta) y volver a ser una isla desconocida cuesta una barbaridad.

Gorka dijo...

Hombre, siempre está bien permanecer en el economato, pero qué quieres, ese punto de exhibicionista que tiene todo el mundo me empuja a no querer estar en el bicarbonato a nivel de blog.

Que incómodas verdades sea visitado, leído, comentado, defenestrado, vapuleado, violado con o sin amor, amado con o sin sexo y odiado desde cualquier punto de vista, es el objetivo prioritario de esta aventura.

Si no, ¿qué hacemos aquí?

Eso sí, que nadie me venga a sacar fotos cuando hago top-less en la playa, por favor!

jejejeje

Salu2 desconoci2!