La Burbuja del Pocero

Dicen que la burbuja inmobiliaria está en plena explosión. Que ya no se venden tantas casas, ni se contratan tantas hipotecas, ni los precios de los pisos suben tanto.

Algún loco habla de que bajan.

Algún otro dice que ya subirán.

Lo que sí parece claro es que las vacas gordas de los poceros del país están empezando a adelgazar a marchas forzadas... si bien siempre he pensado que esto es como todo, si robas 5 euros eres un raterillo, mientras que si te llevas siete u ocho cifras serás un desfalcador, que te pongas como te pongas es mucho más sonoro. Y mucho más lucrativo, claro.

Es decir, que mientras todo el mundo piensa que mira como se pillan las manos los pequeños especuladores, los grandes constructores (nótese el cambio de término) ya están llorando a papá estado para que les solvente la papeleta. Quien piense realmente que los grandes van a caer con los pequeños, que tire la primera piedra... mirad si no la bolsa... la banca siempre gana...

En fin, que además de forrarse más allá de lo éticamente soportable, y de pretender que todas sus felonías se mantengan con dinero público, ahora va, el bueno de Paco, y pretende hacernos creer que es una hermanita de la caridad, todo un Robin Hood del siglo XXI que cobra caro a esos que pretenden hacerse con una casa (nada menos!) para dárselo a quienes necesitan un avión...

La historia, realmente, tiene bemoles y sería para reír si no fuera para llorar.

En T5 sacan la terrible historia de Elvira Roda, una mujer alérgica a prácticamente todo, que debe vivir aislada absolutamente de todo.

La pobre mujer lleva un tratamiento en Dallas, y no tiene dinero suficiente para volver. Y es que no puede hacerlo en un avión cualquiera, sino que necesita todo su universo dentro del mismo en torno a su persona.

Y claro, eso no es barato, nada barato...

Pero héte aquí que llega SuperPaco, bien aleccionado por sus colaboradores publicitarios, en salvación de los necesitados y arrimando su ascua a la noticia, va a poner su pedazo de aeroplano a los pies de Elvira.

Joder, en esta sociedad de chismofamosos, esto huele a montaje desde más allá de la inocencia de nadie.

¿Alguien se cree eso de que Paco lloró al ver la noticia?
¿Igual que cuando ve las ganancias de cada una de sus promociones?

No, sé, tiene guasa, un motivo más para no soportar a los publicistas. A los abogados les obliga la presunción de inocencia y el derecho del imputado a ser defendido; los publicistas hacen lo que haga falta para venderte lo que no te hace falta.

Buf! y el siguiente post, otra de publicidad...

¡¿Ande has andao?!

¿Que donde he estado parapetado todo este tiempo para de repente parir posts con una fecha de nacimiento que concuerda con su aparición en este blog?

En la cárcel.

Bueno, no en una de esas con barrotes y paredes tan grises como las caras de sus inquilinos, sino en otra, no sé si peor, vilipendiado por este lugar en el que habita el blog; a saber: blogger.

Resulta que así, sin mayor aviso y amparado por el anonimato de hacer y deshacer desde el otro lado de esta plataforma bloggera, me encontré hace unas semanas con un bonito mensaje que me avisaba de que un robot (UN ROBOT!) había decidido que soy un rojo peligr... perdón, un posible spammer que hace un uso abusivo de este servicio gratuito.

Como mucho, me daban la posibilidad de pedir que un ser humano se dignase a pasarse por este mi lugar de soltar penurias, y decidir por encima de una máquina si merezco poder seguir publicando mis charadas o no.

Bueno, aceptamos presunción de culpabilidad como derecho humano y procedo. Mientras tanto, veo que puedo, al menos, generar posts y dejarlos en el congelador hasta que pudiera volver a publicar.

Así, con la decepción de comprobar que no es lo mismo escribir y publicar que escribir y congelar, ha ido perdiendo la sana costumbre de contar cosas hasta que finalmente, gracias a un buen samaritano que se ha dignado a comprobar que esto no se trata de uno de esos blogs que pretende hacer desaparecer (pero ahí siguen), he podido volver a las andadas.

Y que sea para mucho, espero, o hasta que alguien vuelva de nuevo a decir que no, que soy culpable de escribir tan mal como canta Esther de OT8, y que por eso te cerramos cautelarmente esta ventana al mundo. Total, sólo me han hecho perder el ritmo de visitas:

Photobucket


Menos mal que no hago esto por ello... pero he vuelto, y soy peor que antes.

Espero que me hayan echado de menos, querido público.

A mí me pasó a los once

Una noche, con la cabeza debajo de las mantas, esperando para dormirme, sin más, fui consciente de mi propia muerte.