Habitación en Roma

Ayer fue el primer día de esta semana "de Rodriguez". Bien, intento engañarme, tendré tiempo para ver todas esas películas que nunca puedo ver, todas esas series que se van acumulando antes de tener que darlas por perdidas...

Qué coño... no he hecho más que llegar a casa y hablar con ellas y ya las hecho de menos. El pobre Chocolate intenta amenizar mi solitaria estancia en el sofá. Se me hace raro tumbarme a lo largo sin una bolsa de agua caliente robada...

En este escenario tan melancólico, con un colacao calentito, manta, un punto de calefacción y gato ronroneante, enciendo el multimedia. A ver que hay en esa carpeta "Gorka" que ya va cogiendo telarañas electrónicas. Paso de la mítica escena de Argiñano en Airbag y de Hierro (esa mañana) para terminar en una película de Médem.

Me confieso cuando menos seguidor de este director desde La Pelota Vasca, por lo que espero que haya algo más que tetas y culos.

Y lo hay.

Tal vez sea porque el momento era el propicio. Tal vez porque no esperaba el comienzo. Tal vez porque me sorprendio como seguía. Tal vez porque finalmente la película destila sentimientos tras cada gesto, cada caricia, cada mirada y cada palabra naturalmente plasmadas (nada de taparse antinturalmente tras intimar con otra persona, no tiene sentido y se carga las películas).

Supongo que la historia no es nada nueva, salvo, tal vez, para aquellos menos abiertos a la realidad de hoy en día. El chico conoce a chica actualizado al chica conoce chica que se me hace más sentido que el chico conoce a chico de los vaqueros, por ejemplo.

Pero sobre todo un final aderezado de esperanza llevada al límite ante una realidad que casi te hace gritar "NO!" ante lo que inevitablemente adivinas que va a pasar.



En fin, una gran historia contada de manera muy bonita y en la que espero que, si a alguien le da por echarle un vistazo, el sexo os deje ver el amor.

Como para irse a la cama con mayor sensación de vacío al no ver siquiera la almohada al otro lado, y una cuna vacía que me resulta más grande de lo que me parecía antes.

Al menos la bolsa de agua caliente infunde algo de calor al frío de la cama.



Robo de la web oficial la sinopsis mejor contada de lo que yo lo haría.

Una habitación de hotel en el centro de Roma es el escenario interior en el que dos mujeres jóvenes que se acaban de conocer, se internan juntas en una aventura física que les tocará el alma.

Todo transcurre en una noche y en las primeras horas de la mañana de un día del comienzo del verano de 2008, antes de que Roma lance a cada una de ellas al lugar al que pertenecen; por la tarde Alba (Elena Anaya) volará a España, y Natasha (Nathasa Yarovenko) a Rusia.

La habitación del hotel, que parece haberlas estado esperando siempre con la emoción de la Historia incrustada en sus viejas paredes, sugestiona una atmósfera cargada de erotismo y sensualidad, con una extraña fuerza que engancha sus miradas apuntando hacia lo desconocido. Nacen sentimientos nuevos que Alba y Natasha aceptan, y al mismo tiempo quitan importancia hablándose con soltura y buen humor. Un pacto natural de ligereza que propicia situaciones tan cómicas como enigmáticas, antes del ataque inesperado de un amor punzante como una flecha lanzada desde lo alto. Durante doce horas, de noche y de día, estas dos mujeres desvelarán sus vidas, primero ocultándose y protegiéndose por miedo a la atracción sin retorno, luego dejándose acompañar hacia el paisaje desconocido de la otra, habitado por sus compromisos y el amor sincero hacia sus respectivas parejas; en el caso de Alba, una mujer que tiene dos hijos; y el de Natasha, su profesor de Renacimiento con el que se va a casar la próxima semana.

Ambas girarán sobre sí mismas hasta ponerse boca arriba mirando juntas hacia otra verdad, un abismo compartido, el secreto guardado en una habitación en Roma, una sorpresa del tiempo anterior que les adelanta, un regalo del destino para que hagan con él lo que más deseen. Así nace para ellas su nueva libertad.